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martes, 16 de noviembre de 2010

Educación en valores en la nueva Universidad Cubana

La Universalización de la educación superior como parte de la Batalla de Ideas que hoy libra nuestro pueblo, en su decisión de alcanzar una cultura general integral y de encontrar soluciones concretas para lograr mayor equidad y justicia social ha desarrollado en el país a través de diferentes programas de la revolución abriendo nuevas oportunidades y posibilidades de acceso a la educación superior al asegurar la continuidad de estudios en el tercer nivel de enseñanza en el país.
El desafío consiste en lograr que los estudiantes que provienen de los diferentes Programas, sean capaces de asimilar los estudios universitarios con responsabilidad y compromiso social, que ha de expresarse en una sistemática dedicación al estudio.
Cuando se trate de Programas en los que los implicados cumplan, además, importantes tareas sociales, se requerirá adicionalmente que sean capaces de combinar exitosamente sus estudios con dicha actividad laboral, que en estos casos también demanda una alta consagración al trabajo.
La formación de una cultura general integral de los estudiantes universitarios supone un sólido desarrollo político ideológico que debe tener como plataforma una amplia cultura sociohumanista que le permite desarrollar capacidades para defender con argumentos propios la Revolución Cubana en el campo de las ideas. Dicha formación exige poseer una alta competencia profesional en la esfera específica de su desempeño científico, técnico, social y cultural, así como tener un elevado compromiso social con los intereses de la nación, que se expresa en una incondicionalidad en su futura ubicación.
Estos aspectos se encuentran relacionados entre sí y su unidad determina una nueva cualidad que se refleja en la formación de una cultura general integral.
La necesidad de extender el Enfoque Integral al proceso de universalización de la educación superior, la labor desplegada a dar un salto cualitativo en el trabajo de dirección por objetivos a través de los valores compartidos de la organización y alcanzar superiores resultados en la prevención, detección y enfrentamiento a las indisciplinas, ilegalidades y manifestaciones de corrupción.
La Educación debe dar respuesta a las nuevas exigencias derivadas de la calificación y recalificación de la fuerza de trabajo, entregar a la sociedad un profesional de calidad, portador de un conjunto de valores éticos, estéticos, y políticos acordes a los nuevos requerimientos sociales.
La razón de la Universidad frente al cambio, se halla en la relación dialéctica entre el nuevo patrón tecnológico y la Educación. Los acelerados cambios científico -tecnológicos determinan que la Universidad se transforme para poder cumplir con la preparación, recalificación y formación continua de los recursos humanos que exige la reestructuración económica de la sociedad y preservar los valores de la sociedad difundiendo los valores universalmente aceptados, tales como justicia, paz, solidaridad, libertad, igualdad, etc., así como los valores compartidos del MES (Patriotismo, Honestidad, Solidaridad, Responsabilidad y Humanismo)
Por lo expuesto, la educación en valores debe intencionarse desde el proyecto curricular, perfeccionando los modelos del profesional, los planes y programas, dando un sentido diferente a los colectivos de año y por supuesto a la labor del profesor.
El fenómeno de cómo desarrollar y formar valores es un proceso de enculturación (Aguirre, 1995; 498), que dura toda la vida, en el que inciden los cambios sociales que se producen y que provocan transformaciones en las interrelaciones humanas, en las percepciones, y en las condiciones materiales y naturales de vida, es decir, en la calidad y sentido de la vida. Los valores son razones y afectos de la propia vida humana la que no se aísla de la relación de lo material y lo espiritual y, entre lo social y lo individual.
Los valores son algo complejo y multilateral pues se trata de la relación entre la realidad objetiva y los componentes de la personalidad, lo que se expresa a través de conductas y comportamientos, por lo tanto, sólo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valoración, reflexión en la actividad práctica con un significado asumido. Se trata de alcanzar comportamientos como resultado de aprendizajes conscientes y significativos en lo racional y lo emocional.
El proceso de formación profesional está compuesto por tres procesos: el proceso instructivo, el proceso de capacitación y el proceso educativo, donde cada proceso forma parte del todo y de las partes, es decir son dimensiones de un proceso más amplio, que tiene como fin el desarrollo de la personalidad (Álvarez, C; 1999: 8). En su totalidad los tres procesos se integran dialécticamente en el proceso de formación profesional, que desarrolla conocimientos, habilidades y valores.
Las instituciones educativas siempre han formado valores, a través de diferentes fuentes: la política educativa, la historia y las tradiciones, así como por las tendencias pedagógicas, coyunturas políticas, culturas particulares, sectores sociales a los que pertenecen, la influencia de los padres, por lo que en su sentido más amplio se puede definir a la Educación en Valores como un proceso humanizador, individual, social, vertical y horizontal a lo largo de la vida de las personas, determinando su personalidad desde su nacimiento hasta la ancianidad, en dicho proceso al intervenir múltiples instituciones sociales el sistemas de influencias es complejo y lleno de contradicciones que llegan a no ser antagónicas en dependencia del contexto específico, de la política del Estado y de su proyección en el plano interno y externo, es muy difícil que en un país con grandes diferencias sociales y con una política de hegemonía y prepotencia la escuela logre cumplir con la función realmente formadora, aunque la escuela tiene que ser diferente a la vida, de ahí su función de ser un agente de transformación social.
La Educación en Valores solo podrá darse cabalmente si la misma se inserta en un proyecto de sociedad que la contenga, que la constituya, donde todos tengan iguales derecho a la educación, a la cultura, a la vida. La Educación en Valores por lo tanto no es ajena al ese proyecto de sociedad, de hombre, a una opción personal.
El desarrollo de la personalidad ha sido el objetivo central de la política educativa cubana, formulada de forma expresa en diferentes documentos estratégicos, normativos, etc. En estos momentos la formación integral es el centro de atención, porque se apoya en investigaciones educativas, que la fundamenta en lo interno y en el contexto sociocultural mundial.
La necesidad de lograr un perfil más amplio para los egresados acorde con las condiciones nacionales, el fortalecimiento del vínculo estudio- trabajo y la investigación, la disminución de la información teórica, el incremento de la práctica laboral. Se precisaba entre los objetivos del nuevo plan de estudio, la necesidad de que las diferentes asignaturas se vincularan al perfil del profesional, y se fortaleciera la articulación horizontal de los contenidos. Este nuevo plan pone énfasis en la definición de las habilidades que deben poseer los futuros profesionales y que se determina a partir de los principales problemas profesionales.

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