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lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Bloquear o no bloquear las redes sociales en el trabajo?

¿Es posible que las empresas españolas no se fíen de sus empleados? Si no, ¿cómo se explica que el 76% de las compañías de nuestro país bloquee el acceso a las redes sociales? Pero no estamos solos, en Reino Unido son un 50%, en Alemania un 23% y en todo el mundo un 40%.
Las empresas aseguran que el bloqueo ayuda a prevenir la pérdida de productividad y el riesgo de recibir virus informáticos o filtrar información confidencial. Según un informe de Cisco, España es uno de los países europeos donde más tiempo se pasa en las redes sociales durante el horario laboral: 30 minutos al día frente a los 25 de Francia o 20 de Alemania.
Pero, en la era de internet y de la comunicación social, ¿hasta qué punto tiene sentido prohibir el acceso a determinadas páginas en el trabajo? Según Miguel Pereira, fundador de Social Noise, agencia de asesoramiento digital para marcas como L’Oréal o Mahou, hay dos tipos de bloqueo: el técnico, que bloquea páginas por peligro de virus; y el asociado a la productividad, que restringe el acceso a redes sociales, juegos online, periódicos, etc. “Mi consejo es claro: no bloquear nada a no ser que se haya detectado y cuantificado un problema de distracción inasumible. E incluso así, la solución no está en prohibir sino en formar al empleado”, asegura Pereira, según recoge El País.
Para Ricardo Pérez, profesor del IE Business School, la alta tasa de bloqueo de redes sociales en España se debe a que “es el país del presentismo, pensamos que si alguien está sentado delante del ordenador, está produciendo; si se queda hasta las 21.00 está produciendo”. Pero según Pérez la solución no es paternalista, sino que tendrá que “evolucionar hacia una relación de confianza para que los trabajadores sean más productivos”.
“El fondo de la cuestión está en la motivación de los empleados. Un empleado que pierde el tiempo no lo hace por tener acceso a las redes sociales. Si se las prohíbes perdería el tiempo en otra cosa. El problema está en su motivación, no en internet”, asegura Juan Pedro Herrera, director de recursos humanos de Lilly que, junto a VodafoneBBVA o Ferrovial, practica una política de libre acceso a las redes sociales. Shell tampoco bloquea el acceso a los social media, aunque cada vez que un empleado accede a una de estas páginas un pop-up automático le recuerda su uso moderado.
“El sentido de dar pleno acceso está en motivar al empleado, en demostrarle que confías en él, en ayudarle a conciliar su vida personal y profesional y, sobre todo, en facilitarle una herramienta fundamental de información y contacto que le hace más productivo. Quitarle hoy las redes sociales sería como quitarle el teléfono hace diez años”, comenta el director de personal de Everis Alfonso García.
Por otro lado, en muchas de las empresas que limitan el acceso se produce una interesante paradoja, ya que mientras promocionan los perfiles corporativos en las redes sociales, prohíben a sus empleados acceder a ellas. EnIberdrola, por ejemplo, el acceso está cerrado aunque aseguran estar “analizando diversas posibilidades para permitir a los trabajadores conectarse. En Acciona, sólo el 50% de sus 10.000 empleados puede acceder a los social media: “no es una política restrictiva, son páginas que no aportan nada positivo en según qué puestos. Pero si un empleado nos pide Twitter porque lo necesita, se lo ponemos”, asegura Juan Manuel Cruz, director general de recursos humanos de la compañía.

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